Según datos de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (AMEDIRH) el 50 % de los trabajadores tiene obesidad, 20% padece hipertensión arterial y 12 % diabetes, estas cifras representan un costo imponente. Por eso mismo la alimentación no debería ser un tema ajeno como trabajadores si no una prioridad para desempeñar nuestro trabajo con calidad y mantener un estilo de vida saludable.
¿Qué podemos hacer como trabajadores interesados en nuestra salud?, buscar estrategias que se adapten a nuestras necesidades para con eso poder realizar nuestra alimentación de manera completa, adecuada, equilibrada y nos de las herramientas necesarias para desempeñarnos activamente.
Orientación y educación. Acudir al servicio de salud con el que se cuente para solicitar orientación de acuerdo al padecimiento que se tenga o para prevenir enfermedades, además de que se haga una evaluación completa del estado de salud actual y se den las recomendaciones de acuerdo al gasto energético diario que se tiene en el trabajo.
Planear. De acuerdo a la orientación que se brinde, planear semanalmente las comidas completas, de manera que sea más fácil y accesible preparar los alimentos al instante o de un día para otro.
Compromiso. Es importante que exista un compromiso personal con la salud individual, que se obtendrán beneficios personales y laborales importantes para el desarrollo de la actividad diaria.
Debemos buscar alimentos que sea fácil llevar al ambiente laboral, llamativo a la vista, olfato y gusto.
El tiempo que se destina para los alimentos es muy importante por ello debemos darle este espacio, sentarse a comer en un ambiente relajado y donde disfrutes el momento de recibir los alimentos.
Algunas recomendaciones para la alimentación en el trabajo:
• Evitar los alimentos que contenga hidratos de carbono simples como son panes dulces, galletas, alimentos con alto contenido en azúcar, ya que estos se metabolizan rápidamente y se da lo que llamamos comúnmente "bajón de energía" que provoca cansancio, sueño y flojera.
• Una comida completa donde se incluyan: verduras, alimentos de origen animal y/o leguminosas, cereales como tortilla, bolillo, pan de caja, pastas entre otros de los cuales se obtendrán la energía.
• Agua simple o natural, de fruta natural.
• Evitar refrescos gaseosos, dulces, chicles y golosinas en general.
Siempre es importante contar con la orientación nutricia para saber la energía que se necesita al desarrollar el trabajo y poder tener un rendimiento adecuado.
LN. Daniela Hernández Urrutia
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