Pero también con este regreso a la cotidianidad universitaria, se tendrán que empezarán a vislumbrar quién o quiénes de los que ocupan una cartera de manera actual a nivel central o como directivo de alguna facultad, estarían interesados en contender por la rectoría el próximo año. Aunque pareciesen los tiempos aún muy lejanos, lo cierto es que la actual administración ya debe estar en proceso de preparación administrativa y programática para el relevo institucional, y con ello desde luego inmerso por añadidura el bosquejo en la imaginaria del siguiente ocupante en la silla.
Pareciera ser que hacia finales de noviembre o principios de diciembre aquellos personajes que estén interesados en participar, tendrían que separarse de su actual cargo y hacer público su deseo de contender por la rectoría. Al día de hoy hay tres posibles aspirantes visibles, que si bien han optado por ser institucionales y respetar los tiempos, tiempos que más tarde que temprano les alcanzarán, pero que de alguna manera han expresado su interés y beneplácito por formar parte de este escenario.
Habrá que esperar a ver si la preparación profesional, si su desempeño laboral y su experiencia acumulada y reciente les alcanza al Secretario de Docencia, a la Secretaria de Cooperación Internacional y al Abogado General para ver concretados sus sueños y aspiraciones. Si tomáramos con referencia a la teoría cíclica, la lógica indicaría que el próximo rector no tendría que ser del mismo perfil profesional del actual, será, por lo pronto habrá que darles puntual seguimiento a estos personajes.